lunes, 8 de octubre de 2012

Encajada

Ahora es así. A donde quiera que mire, el paisaje es el mismo. Cajas, polvo, pilas de esto y de aquello, bolsas de lo que se va, montones de aquello que se queda. Desorden. Lo que sigue es el caos. Meter la vida, apretarla; acomodarla como sea posible para que todo quepa en el reducido espacio que tengo disponible.
Tiro recuerdos al vacío. Uno no se da cuenta de todo lo que pesa la existencia hasta que tiene que moverse con ella de un rincón a otro.
No hay nada más devastador que una mudanza que no estaba en los planes del porvenir.
Entonces me da un ataque de ansiedad y lo tiro todo. Me quedo apenas con lo indispensable para moverme más rápido, para que todo acabe pronto, para que el peso no me quiebre. Así es como termino toda doblada a pesar de las precauciones.
Quisiera correr y que todo acabara. Quisiera abrir los ojos y tener una certeza que me dé la sensación de que conozco el rumbo de mi camino.
Nada. Ruido. Vuelvo sobre mis pasos con todo el peso que ha puesto sobre mis hombros el destino.
Lloro. Lloro en silencio para que ni yo me pueda escuchar; para que no lo perciba ni mi sombra. Para que Dios no se dé cuenta de lo mucho que me duele. Quiero pensar que no se da cuenta porque si es así, entonces es un poco más cruel de lo que yo esperaba. Más.
Y sí: yo lo entiendo todo. Puedo encontrarle la lógica, las causas y los efectos. Lo sé: a mí me caben muchas cosas en la cabeza. El problema es que tengo muy pequeño el corazón y sólo puedo albergar una sensación a la vez. Me inundo fácil; me desbordo a la menor provocación. Hago una tormenta por cualquier cosa.
Me empeño. Me empeño en organizarlo todo porque así me enseñaron. Intento fluir pero si me suelto, el río empedrado me lleva y me estrella. Por eso me empeño; para que todo regrese a su lugar lo antes posible.
Me detengo en seco. Escribo y me doy cuenta de la fatalidad: no tengo un lugar. No tengo un lugar. No tengo un lugar. No tengo un lugar. Lo escribo varias veces para entenderlo. Comprendo la oración. La estudio; le encuentro las categorías gramaticales porque así me enseñaron a hacerlo. La entiendo. Pero no me cabe en el corazón.

1 comentario: