sábado, 14 de septiembre de 2013

A veces... o casi siempre

Ustedes disculpen, pero es que la vida me rebasa casi todo el tiempo.
Trato de tener los ojos buenos y el espíritu tolerante para no perder el encanto de los brazos abiertos. Sin embargo, a veces me gana la tristeza.
Y es que soy de lágrima fácil. También sonrío y me incendio con la misma simplicidad.
Cuando la zozobra me sucede, trato de llenarme de luz. Pero a veces la oscuridad es tanta...
Transitamos todos a lo largo de la historia de manera irremediable y -algunos, no todos- con el corazón hecho pedazos nos damos cuenta de que la repetición es nuestro sino. Que siempre habrá un agresor y un agredido, que pareciera que la sangre y el dolor son inevitables, que el poder que pisotea es más importante que los abrazos que acercan.
Yo he tratado de asirme con fuerza a lo segundo, pero he de decirlo sin pudor... creo que eso no cambiará nada. Pasarán los años y habrá más balas y habrá más golpes. Habrá más intereses con las fauces muy bien dentadas y habrá héroes construidos y otros caídos que nunca serán conocidos. Habrá miseria para siempre y riqueza a chorros para algunos que no la merecen.
Y sí... también habrá aspirinas para los desencantados. Pero esas nunca van a alcanzar. Esas no funcionan para hacer algo contra la medusa de cabezas incontables y persistentes.
A veces la esperanza no alcanza.