jueves, 11 de octubre de 2012

Hija de puta

La niña tenía cerca de cinco años y las escaleras estaban muy altas para ella. Seguro que desde arriba sentía que para bajar hacía falta mucha valentía. Le costaba trabajo y su esfuerzo era evidente. Bajaba de de uno en uno, mochila en la espalda y un cuaderno entre los brazos. La madre apenas llegó abajo se desesperó y empezó a tronar los dedos. Supongo que le encontró el chiste porque, sin decir nada, subió hasta la niña para tronarle los dedos en la oreja. No dejó de hacerlo hasta que la niña, cada vez más nerviosa, bajó el último escalón.
Entonces me es inevitable pensarlo: qué hija de puta es la vida. Qué hija de puta.

2 comentarios:

  1. Todavía eres inocente cuando la vida te demuestra lo hija de puta que será contigo.

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  2. ¿Será entonces que, o la vida siempre es hija de puta o nosotros somos siempre inocentes?
    Ver eso me devastó.

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