martes, 26 de mayo de 2015

Rebeca Buendía no estaba encerrada en el baño…

Los acercamientos a Cien años de soledad son muchos y la lista de temas que se pueden estudiar es tan vasta y rica, como la novela misma… ¿Qué más se puede decir? No tengo nada nuevo que aportar, sólo haré un acercamiento a la relación entre Rebeca y José Arcadio Buendía y daré mi opinión con respecto a un misterio en el pueblo de Macondo. Nada más.
Gustavo Álvarez Gardeazabal, en un estudio que hace sobre las formas de hacer el amor en la novela afirma: "[…] los Buendía no huyen al incesto, huyen a la posibilidad de lograr un enlace perfecto a la hora de hacer el amor."
Sin embargo, hay una pareja que desmiente tal afirmación: Rebeca y José Arcadio Buendía. El Me cago dos veces en natura  y la conversión de semental a hombre de trabajo en José Arcadio, son pruebas contundentes de ello. Tenemos que revisar los antecedentes.
Rebeca, pequeña paria de once años que llega a la casa de Úrsula donde come tierra y cal a escondidas, es metida en cintura a fuerza de correonazos y remedios amargos. Crece junto a Amaranta y se enamora de Prieto Crespi, personaje delicado, atento, prudente, hermoso y casi femenino. Rebeca no soporta las esperas de la futura boda y mientras Prieto sufre crisis de desilusión ante el nuevo aplazamiento del matrimonio por la construcción de la iglesia, Rebeca dice: "Nos fugaremos cuando tú lo dispongas".  Pero la prudencia de Prieto no puede ir a la par con el carácter impulsivo de su novia. Su atrevimiento llegaba con pudor a los labios de Rebeca en medio de la oscuridad a escondidas de Úrsula. Más aplazamientos llevaron las manos de Rebeca a la tierra para masticarla en la boca y en medio de la desilusión, una bestia tatuada de hombre atravesó la puerta sin pedir permiso, haciendo temblar la tierra y le dijo: "Buenas". Y cuando él le dijo ese "Eres muy mujer, hermanita", ella perdió la tranquilidad y el sosiego por saberse en la mirada de ese toro que la deseaba. Los impulsos la llevaron hasta el cuarto de la fiera que estaba apenas en calzoncillos y después de ese "Ay, hermanita":

Ella tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no morirse cuando una potencia ciclónica asombrosamente regulada la levantó por la cintura y la despojó de su intimidad con tres zarpazos, y la descuartizó como a un pajarito. Alcanzó a dar gracias a Dios por haber nacido, antes de perder la conciencia en el placer inconcebible de aquel dolor insoportable, chapaleando en el pantano humeante de la hamaca que absorbió como un papel secante la explosión de su sangre.  

Se casaron a los tres días. Rebeca renuncia al papel de mártir al que están destinados muchos de los personajes femeninos de la novela. Renuncia a las esperas y a la  frustración. Sus actos revelan su naturaleza: una mujer que de niña tenía que ser sujetada como a un becerro para que tragara la medicina, no necesitaba un hombre prudente y delicado, sino un animal desbocado y sin miramientos que supiera tomarle el cuerpo hasta desfallecer. Con las esperas le creció la impaciencia y con la impaciencia le creció el deseo y con todo ese deseo hizo a José Arcadio para ella. No les importó la indignación de Úrsula. Que el padre Nicanor les hubieran revelado que no eran hermanos, era ya un dato de más que no determinaba nada. No necesitaban nada más que la hamaca de José Arcadio: "Los vecinos se asustaban con los gritos que despertaban  a todo el barrio hasta ocho veces en una noche, y hasta tres veces en la siesta, y rogaban que una pasión tan desaforada no fuera a perturbar la paz de los muertos".
Nunca tuvieron miedo ni del incesto ni del enlace perfecto al que hace referencia Gustavo Álvarez Gardeazabal. Lo que rompió el perfecto equilibrio de esta pareja sin razón, fue el que Arcadio recuperara el sentido de la realidad: José Arcadio había doblegado la cerviz al yugo matrimonial. El carácter firme de Rebeca, la voracidad de su vientre, su tenaz ambición, absorbieron la descomunal  energía del marido, que de holgazán y mujeriego se convirtió  en un enorme animal de trabajo.  José Arcadio dejó de ser la bestia sin miramientos que entró un día a la casa sin permiso. Ahora llegaba de trabajar a sus horas con el sustento del día; su descomunal energía se había sosegado. Lo absorbió.
Parece ser que Rebeca no pudo con eso; parece ser que no estaba dispuesta a esperar nuevamente a que su hombre se convirtiera nuevamente en animal, porque ya no toleraba las esperas:

Una tarde de septiembre, ante la amenaza de una tormenta, [José Arcadio] regresó a casa más temprano que de costumbre. Saludó a Rebeca en el comedor, amarró los perros en el patio, colgó los conejos en la cocina para salarlos más tarde y fue al dormitorio a cambiarse de ropa. Rebeca declaró después que cuando su marido entró al dormitorio ella se encerró en el baño y no se dio cuenta de nada. Era una versión difícil de creer, pero no había otra más verosímil, y nadie pudo concebir un motivo para que Rebeca asesinara al hombre que la había hecho feliz.  

La duda surge ante la falta de verosimilitud. Él fue el hombre que la hizo feliz pero no sabemos si, con todos los cambios y con todo el equilibrio que estaba viviendo, seguía colmándose de felicidad como cuando la tomó por primera vez en sus brazos. Tal vez había motivos para que ella lo asesinara y eso es una duda que tampoco se puede descartar.
Rebeca Buendía no estaba encerrada en el bañó. Mató a José Arcadio Buendía. Lo mató por no ser quien ella había conocido; por haberse quedado quieto; por haberse dejado absorber la descomunal energía que lo hacía único. El asesinato fue uno de sus arrebatados impulsos de toda la vida. Una relación entre dos fieras no podía concluir de otra manera, pero el hecho de que haya terminado no niega en lo absoluto que hayan logrado un enlace perfecto.



Bibliografía:

Porrata, Francisco E. (edit.). Explicación de Cien años de soledad. Costa Rica: Editorial
Texto Ltda., 1976.

García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad. 25ª ed.  Buenos Aires: Editorial
Sudamericana, 1971.

16 comentarios:

  1. Concuerdo con que efectivamente, Rebeca mató a José Arcadio; sin embargo, los motivos son diferentes. José Arcadio, era un tipo con la determinación propia de los Buendia, por eso se consagró a ella como esposo devoto y como macho. La causa es, a mi parecer, más complejo. La venganza. Rebeca, huérfana viene de la lejana población de Manaure. Con un destino bien direccionado en Macondo: la familia Buendia; pero recordemos, cuando ella llegó hacía años que José Arcadio se había marchado, trotamundos y errante. Se ganaba la vida con su virilidad desproporcionada. Qué pudo pasar? José Arcadio estuvo en Manaure, conoció a los verdaderos padres de Rebeca, la madre de la niña, como muchas otras mujeres, sucumbió a la masculinidad de José Arcadio y le fue infiel a su marido con él. Eventualmente, la afrenta provocaría la muerte de los padres de una manera violenta. Homicidio y suicidio, por ejemplo. José Arcadio se hace cargo de la niña y es él quien la envía a su casa y su familia, o por lo menos, gracias a él. Cuando de regreso se vuelven a encontrar, Rebeca también sucumbe. Se entrega al macho y más temprano que tarde comprende las motivaciones de su madre. Pero también lo reconoce como el culpable de su tragedia. Su instinto de hembra y su ser como persona entran en conflicto. Rebeca toma la decisión y ultima a su marido el mismo día que salvara la vida de su hermano, el Coronel Aureliano Buendia. Su venganza es consumada al acabar con. José Arcadio en su integridad de macho y de hombre...

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  2. Entonces siempres supo Rebeca que José Arcadio era su propio padre...?

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    1. Es su padre? pero nunca lo dice en el libro

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    2. Yo opino que si era su padre y ella lo sabía desde siempre...

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  3. Muy buen análisis, muchas gracias de todos quienes amamos esta gran historia.

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  4. Muy buen análisis, muchas gracias de todos quienes amamos esta gran historia.

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  5. Yo creo que el hermano de Pietro Crespi, Bruno contacto refuerzos italianos, la mafia, para vengar la tragedía del hermano.

    Rebeca tuvo que encerrarce en elebaño y guardar silencio para sobrevivir al episodio, era al final de cuentas su contribución al desagravio a los italianos.

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  6. Leyendo LOS FUNERALES DE LA MAMA GRANDE, se dan indicios de la presencia de otra persona en la casa el día de la muerte de José Arcadio. Algunos escritos de GABO, se entrelazan....

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  7. Yo creo que pudo ser algún terrateniente recordemos en la historia José Arcadio registra todo los terrenos a su nombre los cuales vuelven a sus verdaderos dueños gracias al coronel Aureliano! Acá podríamos tener una hipótesis de que el asesino fue un terrateniente obviamente por quitarle sus propiedades

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  8. José Arcadio descuartizó a Rebeca como un pollito

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  9. Pero segun se dice en el libro en el cadaver no se encontro herida alguna, solo un hilo de sangre que salia del oido

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  10. Me parece un análisis con buenos argumentos, muchas gracias por compartirlo.

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  11. Creo que nadie lo asesinó... Explotó internamente, realismo mágico

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