viernes, 25 de junio de 2010

Se busca

Resulta que amaneció con unas ganas furiosas de vivir lo imposible. No con el "Había una vez..." de siempre. Como yo soy sensible a esas cosas, empecé de otra manera, pero debo ser pésimo en esto porque por más que intenté recorrer terrenos inexplorados, lo supo desde el principio: que le esperaba un final de buenaventuranza, que la historia -al parecer- sería absolutamente predecible, que llegaría a los mismos lugares de siempre y se volvería a quedar con las ganas de cometer errores distintos. Aprendería, se equivocaría y se arrepentiría de los daños colaterales. Entonces, no sé cómo, se enteró de que otros lo habían logrado. Prometo que yo no me descuidé... sólo que cuando regresé ya no estaba aquí. Lo busqué en todos los archivos, de uno en uno. Ahora intento empezar desde el principio, pero el cabrón también se llevó mis intenciones, los nudos que ya tenía listos, las características que lo harían único y el final. Ese maldito final que me había costado tanto tiempo, tantos cigarros y tantos intentos. Ya no recuerdo si es peligroso o inofensivo; si es encantador o un desastre. Lo único que me queda claro es esta inverosímil habilidad de fuga. Ojalá se vaya a vivir una historia de a de veras porque si lo encuentro en otro lugar y lo reconozco viviendo todo lo que le tenía planeado sin haber arriesgado un ápice de su literaria integridad, tendré que ir a matar a ese escritor de mierda que no le supo dar una merecida existencia, al menos, una que valga la pena.

2 comentarios:

  1. Jajajajajaja. Yo también lo mataría. Esta minificción me recordó mucho al estilo de Odín Dupeyron, con su libro "Colorín colorado este cuento aún no ha acabado". Gracias por hacerme reír.

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  2. Apredería - Aprendería
    Eneteró - Enteró

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