domingo, 21 de agosto de 2011

Retrato de familia

Y un día, todos despertaron sin saber su nombre. Imposible saber los apellidos. Nadie se parecía a nadie porque todos se habían acostado con todos. Tal vez por eso les dieron ganas de sacarse los ojos y arrancarse las lenguas. Nunca tuvieron entusiasmo para conversar, pero maldecir parecía ser un talento del que hacían gala a la menor provocación.
Cuidado con el que intentara irse. Aquí no había lugar para los renegados, pero eso no implicaba que tuvieran derecho a un espacio mejor. Si no era aquí, tampoco sería allá, aullaban.
Hijos todos del mismo rencor; atormentados todos por el mismo llanto. Sin padre ni madre. Sin hermanos. Sin motivos. Sin abrazos consanguíneos. La sangre estaba en otra parte y no era señal de linaje; sólo se trataba de cicatrices sin cerrar.
Estaban los que habían decidido dejar de reproducirse para acabar con la peste. Estaban los que no paraban de escupir saliva y semen por todas partes. Como sea, a todos les tocaba su porción de escozor e incertidumbre. A todos les tocaba la misma verdad: salvarse a toda costa. Escapar. El problema era el método. Quién sabe cómo, quién sabe por qué, seguían usando los dientes. Si nadie había nacido caníbal. Si a nadie le gustaba tragarse las vísceras de sus semejantes. Y quién sabe por qué, parecía que nadie sabía cómo evitarlo. Lo único que sabían hacer de distinta manera, era llorar.

2 comentarios:

  1. Encantador como siempre. Lo que no entendí es si esta familia hacían solamente el llanto diferente, o también otras cosas como decidir no reproducirse o echar semen. Me lo explicas? bueno, como sea, es un placer leer esto. Saludos.

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  2. ¡Gracias por la visita!

    Al parecer todos sentían que tenían solamente una opción: salvarse. Unos lo hacían escupiendo esperanza, saliva y semen; otros, dejando de reproducirse.
    Sí... además de llorar de manera distinta, buscaban todas las opciones posibles para escapar.
    Gracias por ayudarme a aclararlo.
    Abrazo.

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