Le dejo a mis ojos mi necesidad de mirar y a mis manos la ansiedad de tomar. De tomarte. De arriba abajo.
Le dejo a mi boca la tarea de las palabras correctas y los retoños de mis besos. Para mí es importante besar; dejarte algo de mis labios por todos lados.
Miro más allá de las montañas: alcanzo a ver las estrellas que se te quedaron atrapadas en los ojos. Alcanzo a ver el amanecer de tus dudas y de tus certezas.
Le dejo a mis brazos la habilidad de atrapar en el aire los deseos que no le dices a nadie.
Te dejo mi cariño que crece como enredadera: sube, rodea, abraza, colorea, decora, humedece, absorbe y oxigena.
Te dejo mis ojos cerrados con todo y sonambulismo.
Le dejo a mis alas la tarea de llevarte conmigo. Cuando quieras te puedes bajar. Por lo pronto, mientras estés acá, te prodigo mis arrumacos y te doy el amor de cerca, de lejos y por escrito.
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