Despertó diminuto. Por supuesto, se espantó y lo primero que hizo fue gritar y tratar de darse una explicación lógica, científica, posible. Todo fue inútil. Después del llanto se percató de que era la primera vez que podía caminar a lo largo de todo aquel femenino cuerpo. Que la tenía que escalar. Que se podía meter. Que se podía perder entre sus cabellos y que por fin existía la posibilidad de conocer el fondo de todos los recovecos. Que resignificaría los secretos. Que le conocería a detalle los bosques, el mar y los desiertos. Que no le alcanzaría un día para llegar de arriba abajo. Entonces su insignificancia tuvo una razón de ser. Con ese tamaño sólo había que preocuparse de no ser aplastado. Lástima que no tenía práctica en deportes de alto riesgo. Todo indicaba que hubiera podido ser muy muy feliz.
los textos nacen de la nada y regresan a la nada cuando dejan de ser leídos... pero el alma perdura por la enseñanza que estos dejan.
ResponderEliminarmil besos!
Si me permite usted una pequeña corrección... Yo sólo agregaría un "de ella".
ResponderEliminar"Después del llanto se percató de que era la primera vez que podía caminar a lo largo de todo su cuerpo.". ¿De quién, del suyo del de una mujer, de un ser, de un animal? Entonces: "Después del llanto se percató de que era la primera vez que podía caminar a lo largo de todo el cuerpo de ella".
A ver así...
ResponderEliminar